Volemos más alto, para aterrizar con más precisión…
Una gallina vuela bajito y aterriza derrapando y despatarrándose a los tumbos… en cambio, un águila vuela muy alto y aterriza sin dudar. No titubea, se suspende amortiguadamente y sin errar, con total seguridad y elegancia, llega al punto exacto que su visión cenital le permitió precisar.
Esta es nuestra misión. Ayudar a no temer volar alto cuando nuestra expectativa es superar lo existente.